martes, 19 de noviembre de 2024

Aristóteles y el género: ¿Razón o prejuicio?

"La relación del hombre a la mujer es por naturaleza una relación de superior a inferior y de gobernante a gobernado"

-Aristóteles

La visión de el hombre en el siglo IV a. C hacia la mujer  estaba cargada de misoginia, con pensadores tal relevantes en dicha época como Aristóteles afirmando la debilidad de la mujer, con afirmaciones como:

  • "El varón, a menos que se constituya en algún sentido contrario a la naturaleza, es por naturaleza más experto en liderar que la mujer"
  • "Pues igual que de seres mutilados unas veces nacen individuos mutilados y otras no, de la misma forma, de una hembra unas veces nace una hembra y otras nace un macho. Y es que la hembra es como un varón mutilado, y las menstruaciones son esperma, aunque no puro, pues no les falta más que una cosa, el principio del alma […] Las hembras son más débiles y frías por naturaleza y hay que considerar al sexo femenino como una malformación natural". 

Aun en nuestra época es complicado encontrar un libro de filosofía el cual no sea acaparado por los mismos filósofos, ya conocidos por todos, en cambio encontrar a una mujer citada en uno de esto o que simplemente se le mencione parece una tarea imposible, aun al hojear enciclopedias que aseguran ser una fuente de información completa para el lector, por tanto;¿Hubo filósofas?, si es posible, aunque como afirma Gilles Ménage en "Historia mulierum philosopharum" (Lyon, 1690): 

“No es que no hayan existido mujeres que filosofaran. Es que los filósofos han preferido olvidarlas, tal vez después de haberse apropiado de sus ideas”.

Constantemente solo sabemos de la existencia de mujeres filosofas por los escritos, o relatos de otros, por tanto la misma historia de las mujeres en la filosofía ya es en si una guerra, una guerra por no ser menospreciadas , por no ser vistas como seres sin raciocinio, por no tener que esconderse en el anonimato, y que el mundo pudiera entender que las mujeres también pensaban y que todo esto que fue afirmado por hombres vistos como "sabios" no era mas que desinformación, que no era cierta la afirmación :

"Por lo tanto, las mujeres son más compasivas y más fáciles de llorar, más celosas y llenas de molestias, cariñosas y más polémicas. La mujer también está más sujeta a la depresión de los espíritus y la desesperación que el masculino. También es más descarada y falsa, más fácil de engañar, y más atenta a las lesiones, más vigilante, más ociosa y, en general, menos excitable que el macho. Por el contrario, el macho está más dispuesto a ayudar y, como se ha dicho, más valiente que el femenino. Incluso en la malaria, si la sepia es golpeada con un tridente, el macho viene a ayudar a la hembra, pero la hembra escapa si el macho es golpeado"

Afirmar que las mujeres son "más compasivas, más fáciles de llorar, más celosas" o que están "más sujetas a la depresión y la desesperación" no solo carece de fundamento científico, sino que perpetúa ideas dañinas que limitan nuestra comprensión de las emociones humanas. Desde el punto de vista psicológico, los rasgos de personalidad no están determinados por el género, sino que se desarrollan a partir de factores individuales, sociales y culturales. Por ejemplo, el hecho de que las mujeres tiendan a expresar emociones como el llanto de manera más abierta no es una cuestión biológica, sino el resultado de normas sociales que fomentan este comportamiento. Por otro lado, los hombres son condicionados para ocultar sus emociones, lo que también limita su desarrollo emocional.

Desde una perspectiva científica, estudios recientes en neurociencia muestran que las diferencias entre los cerebros masculino y femenino son mínimas y no explican comportamientos específicos como la valentía o la facilidad de engaño. De hecho, muchas de las características atribuidas al género son influenciadas más por el entorno y la experiencia que por factores biológicos. Al igual que un edificio cuya estructura básica puede ser similar, es el entorno el que define cómo se utiliza y desarrolla esa estructura.

Biológicamente, afirmar que "las mujeres son más fáciles de engañar" carece de respaldo en estudios evolutivos. Durante siglos, hombres y mujeres han desarrollado roles complementarios para adaptarse a su entorno, pero esto no significa que un género sea superior al otro. La "compasión" o la "valentía" son respuestas humanas necesarias para la supervivencia, presentes en ambos géneros. Incluso el ejemplo de las sepias no es suficiente para extrapolarlo a los humanos, cuya complejidad psicológica y social supera cualquier comparación simplista con animales.

Sin duda las afirmaciones débiles de sustento de estos filósofos influyo significativamente en la sociedad de estos tiempos.

Hildegarda de Bingen y Anna Comnena son dos figuras que me inspiran profundamente, pues lograron brillar en una época en la que ser mujer significaba enfrentar grandes limitaciones.

Hildegarda de Bingen (1098-1179), nacida en el Sacro Imperio Romano Germánico, fue mucho más que una monja; era una visionaria que dejó huella en múltiples áreas, desde la música hasta la ciencia. Sus visiones místicas quedaron plasmadas en obras como Scivias ("Conoce los caminos"), mientras que su manera de entender la salud y la naturaleza sigue siendo impresionante por su enfoque adelantado a su tiempo.

Por otro lado, Anna Comnena (1083-1153), hija del emperador Alejo I Comneno del Imperio Bizantino, marcó un precedente al convertirse en la primera historiadora reconocida. Su obra La Alexíada no solo narra el reinado de su padre, sino que también refleja su profundo conocimiento de la filosofía y la literatura griega, además de la lucha entre sus aspiraciones y las barreras que enfrentó por ser mujer.

Ambas, desde contextos y culturas distintas, representan lo que significa desafiar las expectativas sociales y demostrar que el talento y la inteligencia femeninos trascienden cualquier límite impuesto. Para mí, sus historias son un recordatorio de cómo las mujeres han luchado por hacerse visibles y reconocidas a lo largo de la historia.

Hildegarda de Bingen sistematizó sus visiones en tres obras principales: 

  • Scivias ("Conoce los caminos del Señor"), escrito entre 1141 y 1141; 
  • Liber Vitae Meritorum ("Libro de los méritos de la vida"), redactado entre 1158 y 1163;  
  • Liber divinorum operum ("Libro de las obras divinas"), creado entre 1163 y 1174.

 En estas obras, describió detalladamente sus visiones antes de interpretarlas.

En Scivias, Hildegarda aborda seis visiones que exploran al Creador, la creación y las relaciones entre Dios, el cosmos y el hombre. El Liber Vitae Meritorum incluye siete visiones sobre la historia de la salvación, mientras que el Liber divinorum operum, el más extenso, recopila trece visiones centradas en el Espíritu Santo y la construcción del Reino de Dios. Este último culmina con visiones sobre el Juicio Final, la llegada del Anticristo y la creación de un nuevo cielo y una nueva tierra.

Además de estas obras místicas, Hildegarda desarrolló escritos sobre la “filosofía natural” y la música. En el ámbito de la medicina, escribió Physica o Historia Natural (también llamado "Libro de la medicina sencilla"), un texto sobre el uso de plantas, animales y minerales para la salud humana. Su obra Causae et Curae ("Libro de las causas y los remedios") examina las causas de las enfermedades y ofrece posibles tratamientos, destacando su enfoque en el cuerpo humano como un microcosmos dentro del macrocosmos de la creación.

En música y poesía, su obra más destacada es el Symphonia Armonie celestium revelationum ("Sinfonía de la armonía de las revelaciones celestiales"), escrita entre 1140 y 1150, que incluye 77 piezas musicales, un coro y un auto sacramental.

Hildegarda también mantuvo una extensa correspondencia, con más de 300 cartas dirigidas a figuras como el Papa Eugenio III, emperadores como Conrado III, y nobles como Felipe de Alsacia. Su intercambio epistolar con Bernardo de Claraval aborda cuestiones doctrinales y refleja un vínculo intelectual y afectivo significativo.

Otras contribuciones incluyen la Explicación de la Regla de San Benito, la Explicación de los Símbolos de San Atanasio, y una lengua "ignota", que aún no ha sido completamente descifrada. Sus manuscritos, con iluminaciones que la muestran en sus visiones o trabajando con otras monjas, reflejan su extraordinaria creatividad y profundidad espiritual.

Las mujeres incluso después de todas estas barreras a las que las sometieron, encontraron de una forma o otra la forma de volverse personas letradas, y sabias, otro ejemplo de esto, y también una monja es Juana Inés de la Cruz, quien tambien fue conocida como "la Décima Musa," fue una destacada escritora, poetisa y filósofa mexicana del período colonial. Su obra abarca poesía, teatro, ensayos y cartas, y es considerada una de las figuras más importantes del Siglo de Oro en la literatura hispanoamericana. No solo esto, si no que tambien escribio:

  • Sobre la desigualdad de genero,
"Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis."
  • Sobre el conocimiento y la libertad:
"No estudio para saber más, sino para ignorar menos."

  • Sobre la naturaleza efímera de la belleza:
"Es cadáver, es polvo, es sombra, es nada."

  • Sobre la razón y el alma:
"Qué obren el alma y la razón es bien, pero que obren solo el alma, es mejor."

  • Sobre el deseo de aprender:
"Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más habría escrito."

  • Sobre el amor y la pasión:
"El amor no es amor porque se ame lo amado, sino porque siendo amor, ame aún lo no amado."

  • Sobre la vanidad humana:
"El que alaba al que no merece, alaba al que se le parece."

  • Sobre la inteligencia femenina:

"¿Quién podrá impedir que aprenda, siendo el alma inmortal y el entendimiento infinito?".


"La ausencia de las mujeres de las historias «oficiales» de la filosofía, que Celia Amorós ha caracterizado como «razones de los olvidos de la razón», se sustentan en una concepción sesgada de su historia, de modo que solo fragmentariamente y tras ardua indagación bibliográfica, llegamos a saber que existieron filósofas y pensadoras que propusieron, comentaron, dialogaron y examinaron críticamente las obras de los filósofos varones de su época. Entre ellas, Lucrezia Marinella, Marie de Jars de Gournay, Anna Maria von Schurman, Margaret Cavendish, Marie Winckelmann von Kirch, Anne Finch Conway o Émilie du Châtelet"

Anne Finch Conway, conocida como la "Condesa Olvidada," fue una filósofa atípica del siglo XVII cuya vida y obra son fascinantes. Su historia refleja tanto los obstáculos que enfrentaban las mujeres de su época para acceder a la educación formal como su determinación por desarrollar un pensamiento profundo y original. A pesar de no haber recibido la formación académica tradicional reservada para hombres como Descartes o Locke, Anne logró una sólida base intelectual gracias a su hermano John, quien compartía con ella los debates filosóficos que aprendía de su preceptor, Henry More. Este último también fue una figura clave en su educación, introduciéndola en la filosofía de Aristóteles, Plotino, Descartes, y el humanismo inglés.

Desde temprana edad, Anne padeció una enfermedad que le provocaba constantes dolores de cabeza, lo cual la llevó a buscar alivio no solo a través de los médicos más destacados de su tiempo, sino también mediante reflexiones filosóficas sobre el cuerpo y el alma. Estas experiencias influyeron profundamente en su obra, en la que rechazó el dualismo cartesiano y propuso una conexión intrínseca entre ambos.

En su único libro, The Principles of the Most Ancient and Modern Philosophy, Anne aborda temas de metafísica y teología con una perspectiva innovadora, integrando elementos de la filosofía clásica, el vitalismo y el mecanicismo moderno, sin perder de vista su fe cristiana. En este sistema, plantea una jerarquía ontológica donde Dios, Cristo y las criaturas forman un continuo, negando la existencia de cuerpos inertes y afirmando que toda la creación está viva.

Su contacto con figuras intelectuales como Francis Mercury van Helmont y su interés por la Kabala cristiana también enriquecieron su pensamiento. Anne exploró cómo el dolor puede ser un vehículo para el crecimiento moral y espiritual, una idea que reflejó en sus escritos al sostener que, aunque el sufrimiento aumenta, también lo hace la comprensión.

Anne Conway fue una pensadora compleja que, a pesar de los límites impuestos por su tiempo, dejó un legado filosófico profundo y adelantado a su época, aunque su obra solo haya sido valorada plenamente mucho después de su muerte.

Estas son solo unas pocas mujeres interesadas en la filosofía, misma que decidió dejarlas en el olvido, por tanto lo invito a usted que me lee a buscar alguna de sus obras, obras repletas de pasión, sabiduría, y silencio, silencio al que fueron sometidas por años y sin razón alguna.

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Conclusión

"La mujer es la primera y más grande guerrera, pero su batalla siempre ha sido luchada en las sombras."  – Maya Angelou. Sin duda ...