miércoles, 20 de noviembre de 2024

"Derechos del hombre y del ciudadano": Los derechos humanos tienen un inicio misógino

"La igualdad es un derecho de los hombres, pero no de las mujeres, porque ellas no pueden ser consideradas iguales a los hombres."

-Jean-Jacques Rousseau

Revolución Francesa es recordada como un momento de transformación radical en la historia, donde la lucha por la igualdad, la libertad y la fraternidad marcó un antes y un después en la organización social. Sin embargo, esa igualdad proclamada fue, desde el inicio, selectiva. Mientras los hombres luchaban por abolir los privilegios de la nobleza y el clero, las mujeres que alzaron su voz para incluirse en este nuevo contrato social fueron, en el mejor de los casos, ignoradas y, en el peor, perseguidas y eliminadas. Este es el caso de Olympe de Gouges, una mujer cuya valentía y claridad intelectual la llevaron a redactar la *Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana*, enfrentándose al orden establecido con una firmeza que pagó con su vida.

Olympe de Gouges, nacida en 1748, creció en un mundo donde las mujeres estaban relegadas al espacio doméstico, consideradas intelectualmente inferiores y legalmente invisibles. Durante la Revolución Francesa, cuando el pueblo exigía cambios profundos, ella vio una oportunidad para cuestionar las estructuras patriarcales que limitaban a las mujeres. La *Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano* de 1789 fue un manifiesto poderoso, pero excluyente. Al no incluir explícitamente a las mujeres, reflejaba las contradicciones de una revolución que prometía igualdad mientras perpetuaba desigualdades fundamentales.

De Gouges respondió en 1791 con su *Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana*, un texto que desafiaba la lógica patriarcal del momento. En él, argumentaba que las mujeres no solo eran iguales en derechos a los hombres, sino que su exclusión del ámbito político y social era una forma de opresión incompatible con los ideales revolucionarios. Su declaración comenzaba con un llamado directo: "Mujer, despierta; el toque de la razón resuena en todo el universo: reconoce tus derechos". En este documento, no solo pedía el derecho al voto, sino también igualdad en el acceso al trabajo, la educación y la participación política. Fue, en esencia, un grito de justicia para todas las mujeres que habían contribuido a la Revolución pero que seguían siendo ignoradas en sus frutos.

Su activismo no se limitó a las palabras. De Gouges denunció públicamente las injusticias, apoyó causas sociales y abogó por reformas como la abolición de la esclavitud. Sin embargo, su osadía la convirtió en un objetivo. En una sociedad en transición, donde incluso los hombres enfrentaban resistencia al cambio, una mujer que exigiera igualdad era percibida como una amenaza radical. En 1793, durante el período del Terror, fue arrestada bajo la acusación de traición. Su lucha por los derechos femeninos y su oposición a Robespierre y a la facción jacobina fueron utilizadas como excusas para silenciarla.

El 3 de noviembre de 1793, Olympe de Gouges fue guillotinada. Sus últimas palabras, según los relatos, fueron un desafío al poder que intentaba borrarla: "Hijos de la patria, vengaréis mi muerte". Su ejecución no solo marcó el fin de una vida dedicada a la justicia, sino que también simbolizó la resistencia que enfrentaron las mujeres en su lucha por ser reconocidas como ciudadanas plenas.

Al reflexionar sobre Olympe de Gouges y su legado, me doy cuenta de la hipocresía de estos hombres quienes alardeaban sobre su lucha por la igualdad, pero en realidad eran sumamente ingustos, practicamente diciendo que si, los hombres son y deben ser tratados como iguales, pero las mujeres no, y no merecen de ninguna forma el mismo trato. Su historia evidencia cómo las mujeres han sido activas constructoras de los movimientos sociales y políticos, incluso cuando su participación ha sido sistemáticamente negada. Más allá de su trágico final, su pensamiento sigue siendo relevante porque nos recuerda que la igualdad no se concede; se exige y se construye con valentía. Olympe de Gouges nos dejó una lección que resuena hoy: ninguna revolución está completa mientras la mitad de la humanidad siga siendo excluida de sus promesas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario